He pensado en algunas ocasiones, que agradecer los favores recibidos ó buscados puede representar un síntoma de debilidad. Pero, creo que no es así, ya que también deben de valorarse a las personas que a través de su capacidad de hacer daño, pueden errar y hacernos un favor sin quererlo.
Son situaciones que nos proporcionan una alegría inmensa, pero que también debemos de no exteriorizar con estruendo, porque generaría en nuestro agresor una ira probablemente incontenible. Debemos de seguir demostrando nuestra "incapacidad" para superar esas acciones, y a la vez dando muestras de un hundimiento moral transitorio.
Es como un saber actuar pensando en el Oscar que podemos conseguir, y a la vez sin demostrar que estamos sometidos a un maltrato, pero sí que nos hundimos por momentos. Complicado, pero es así. La vida nos permite llegar a conocer nuestra capacidad de aguante ante ciertas situaciones.
Por eso: " Ya hay sangre en el agua ".
me parece extraordinario triunfar con diplomacia, siendo conscientes de nuestros logros jugar un poco con la mente de quien nos hace daño, pero a la vez nos da la oportunidad de triunfar.
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