Que triste es, a veces, formar parte de un paisaje que no es el tuyo.

viernes, 10 de abril de 2009

Final del Via Crucis...creo.



Escribo éstas líneas, bien avanzada la Semana Santa, el día que comienza a verse el final de un túnel tan excesivamente largo , pero no comparable al de la Pasión.

El sufrimiento oficial, no tiene nada que ver con el personal, ya que nuestros padecimientos se miden en milésimas de potencia para que sumados todos alcancen a equipararse con algo de lo ocurrido hace más de veinte siglos.

Lo que sí es cierto es que el mayor problema de una persona, siempre es lo peor que le está ocurriendo en ése momento. Me explico: puede ser mayor el dolor experimentado, por quien ha dejado de hablarse con un hijo, que por quién lo ha perdido para siempre. Cada uno valora esa circunstancia dependiendo del parámetro que tenga establecido en su cerebro para evaluar el grado de desgracias familiares.

En concreto, conozco a alguien que en un período de tiempo no muy corto, perdió temporalmente a sus hijos, por una falta de coordinación emocional propiciada por las circunstancias adversas de la vida, y por la intervención indirecta de alguna persona, que creyendo que daba buenos consejos, lo que conseguía era transmitir odio y soberbia a quien debía de recibir otro tipo de ayuda, para a su vez intentar que la familia siguiera teniendo la buena armonía de la que siempre disfrutó. Hoy en día, el contagio a esa persona, aún perdura, pero se ha ido normalizando el reencuentro de esos hijos con otro de sus progenitores, al darse unas connotaciones bastante favorables, para que ello fuera así.

El ingrediente principal para que éste cóctel continúe teniendo el mismo sabor que antes, es que nuestra personalidad, de la que lleva 2/3, sea siempre la misma. El 1/3 restante, se puede añadir utilizando tus cosas novedosas, tus éxitos recientes, y con el enriquecimiento de tu experiencia de la vida.

Si le añadimos algo de hielo, con lo que trataríamos de perdonar pero no olvidar, conseguiríamos una temperatura perfecta para refrescarnos interiormente y así poder ver las cosas de la manera más positiva posible.

Por último, al servirlo en la copa adecuada, será la forma más correcta de demostrar que todo irá bien, y que la disposición para la comprensión y sinceridad mutua deberá de perdurar para siempre. Es necesario bebérselo todo, antes de que la luz que hay al final del túnel nos ilumine permanentemente y nos dé fuerzas para continuar luchando. Aunque nunca se sabe si esa luz será el principio de otro túnel más largo. Creo que no.
En éste caso, creo que detrás de esa luz hay alguna cosa más que está esperando, y a la que es necesario prestar atención de manera inmediata. Yo creo que estás ahí, y ten por seguro que haré todo lo posible por darle forma a una ilusión que está a punto de instalarse en nuestras vidas.


Por eso: " La venganza se sirve fría, aunque en algunas ocasiones no es necesario, ya que se puede utilizar el hielo para conservar otras sensaciones ".